3/04/2005

La mala pata de mi hermano.


La noticia de la inminente cirugía a que será sometido Antonio me ha dejado sumamente nervioso. Procuraré llamar por teléfono más tarde para indagar sobre el asunto. Cuando recibo malas noticias como éstas no puedo evitar experimentar el enorme peso de los arrepentimientos que albergo desde ha ya varios años. No hay caso. Al contemplar retrospectivamente las rutas y decisiones que he tomado, y compararlas con lo que pudo haber sido, me sobreviene la certeza de que éste es el peor de los dos mundos. La fantasía de vivir en Xibalbá, con K. por supuesto, en compañía de la mayoría de mis seres queridos en este planeta, me acecha con mayor vividez cuando el único consuelo imaginable, frente a los infortunios de los míos, es la proximidad física.