3/02/2005

Lilly Z.


K. está impartiendo clases de escritura en la universidad, y por alguna razón le ha dado por hacer leer a sus estudiantes el Ensayo sobre la Ceguera, de José Saramago. Yo no he leído el libro, mas recuerdo que a mamá no le gusto en lo absoluto. A K. sí le gusta el libro, sobre todo porque le da la oportunidad de hablar de Hobbes y Rousseau (a ella no le gusta divorciar la literatura de sus conexiones filosóficas o de su contexto cultural, histórico e ideológico), y porque la metáfora central es muy útil cuando se busca instigar a los estudiantes a cuestionar sus más ciegas certidumbres. El caso es que la cercanía de Saramago a mí siempre me hace recordar a Lilly Z., porque uno de mis más preciados tesoros es el maravilloso Evangelio según Jesucristo que Lilly Z. le regaló a mamá. Es curioso cómo la vida se encarga de generar asociaciones de ideas, por demás arbitrarias (pues no dudo que a Lilly Z. le resultaría extraño saberse recordada en asociación con el portugués), que nos permiten a los jóvenes cultivar viejos afectos.