9/01/2005

Nueva Orleáns.

El huracán Katrina ha causado más muerte y destrucción que el infame atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001, y el caos posterior ha puesto en evidencia la fragmentación racial del sur norteamericano. La más afectada es la comunidad negra. La ayuda está llegando demasiado lento, y las escenas de desesperación son sobrecogedoras. Es demasiado temprano para una autopsia sociológica del desastre (los desastres naturales suelen tener una dimensión sociológica, como ilustra esta interesante reseña de Kieran Healy). Por el momento, la Cruz Roja norteamericana necesita toda la ayuda posible, no importando de qué rincón de la aldea global ésta provenga.

Además de considerar hacer una donación mínima para la gente desamparada en Nueva Orleáns, sugiero, querido lector, sintonizar, mañana a las 8 pm en el canal NBC, la transmitisión de un concierto para recaudar fondos para las operaciones de rescate en Nueva Orleáns. No toda la música será de mi gusto, pero el monumental compositor y trompetista Wynton Marsalis, nativo de la ciudad del jazz dixie, estará presente. La sola presencia de Marsalis es garantía de que el concierto será memorable. Marsalis es, simultáneamente, uno de los trompetistas más virtuosos que se haya escuchado, el monarca indiscutible del jazz, y uno de los más aclamados compositores de música clásica contemporánea. Además del gigante del jazz, Harry Connick Jr., cuya música es más popular que la de Marsalis (¡tamaña injusticia!), también participará. A mí no me entusiasma su música, pero la devoción con la que se ha entregado a la tarea de rescatar gente en estos últimos días me ha convertido en un admirador más.