5/31/2005

Allez cuisine!

He dedicado estos últimos días a la conquista de un problema matemático medianamente importante, y me complace reportar que mi empeño ha rendido frutos parciales. (Me pregunto si hay frutos imparciales.) El cambio de rutina, ahora que el semestre académico ha finalizado, ha hecho más difícil--¡vaya paradoja!--sentarme a escribir en este mi querido diario. Pero ello no quiere decir que esté más ocupado que antes. Muy al contrario, en estos días mis días son mucho más tranquilos y soleados, y K. y yo hemos tenido más tiempo para hacer actividades juntos.

Un cambio muy importante se ha producido con la venida del verano: es la época de usar la parrilla (en inglés el "grill", o el "grillberto" si se prefiere). La nuestra es australiana, razón de más por la que la pobre parrilla ha de estar sumamente decepcionada de sus usos en nuestra casa, en dónde no se come carne. Pero yo estoy feliz con mi parrilla. Entre mis aventuras culinarias recientes: alcachofas asadas con vinagreta de tomates ahumados y chipotle; plátano con mantequilla, jengibre, canela, y pimienta; ensalada de tomates y pan asados con chipotle; radicchio asado con mozarella y ajo; tacos de champiñones y queso fontina con ajo. En fin, he estado llevándomelas de Bobby Flay, el famoso Iron Chef, y la verdad es que me ha ido de mil maravillas.

Estos días que vienen no estaré en casa, porque K. y yo por fin nos vamos de vacaciones. Iremos a acampar a la península al norte de Michigan, a orillas del lago Superior. Regresaremos el domingo. Entretanto no podré actualizar este diario, ni responder a correo electrónico. Procuraré, eso sí, poner en práctica mis nuevas artes culinarias.

5/18/2005

Diversión con el infinito.

He aquí un sitio realmente ingenioso, pero aburridísimo.

5/16/2005

Creacionismo en las aulas.

Uno de muchos deprimentes efectos del triunfo del movimiento conservador de los republicanos: la proliferación los debates sobre la posibilidad de enseñar la última versión del "creacionismo" a la par de la teoría de la evolución en las aulas escolares, cual si se tratase de ciencia. Mi buen amigo Arturo estaría fúrico, y con buena razón.

El catolicismo como identidad étnica.

Hace algún tiempo hice referencia a una nota personal de Jo(e) acerca del giro a la derecha de la iglesia católica. En los comentarios a dicha nota, alguien explica que pedirle a un católico progresista que busque otra denominación religiosa más próxima en ideología es como pedirle a un italiano que se transforme en irlandés. Si mal no recuerdo (y que conste que ahora mismo no encuentro mis fuentes), hay estudios que muestran que a los protestantes les es más fácil cambiar de denominación religiosa, y a los católicos les es más fácil abandonar la fe. En EEUU, hay una variación ideológica considerable entre las distintas denominaciones protestantes, algunas de ellas a la derecha, y otras decididamente a la izquierda de la iglesia católica. Un joven que se cría en la iglesia bautista, por ejemplo, puede descubrir en la universidad que su visión del mundo es mucho más cercana a la de los anglicanos, y el cambio de denominación suele transcurrir sin mayores problemas.

El caso del catolicismo es diferente, ésta es la hipótesis. Ello explicaría por qué tantos católicos sensatos, inteligentes, y tolerantes, no consiguen deslindarse de la iglesia católica aún cuando la infalibilidad papal ha determinado que las mujeres jamás estarán en condición de ejercer el sacerdocio; que los científicos no tienen nada que decirnos acerca de los embriones; que hablar de preservativos es un escandaloso pecado, cuando la epidemia del SIDA avanza en el África depauperizada (y aquí, la mojigatería de la iglesia es un pecado escandaloso); que el Estado no debe otorgar los mismos derechos a las parejas gay, ni las mismas protecciones a los hijos de dichas parejas; que los políticos que no adoptan una posición fundamentalista en torno a los temas del aborto y la eutanasia no merecen recibir la comunión, en tanto los que celebran la pena de muerte están simplemente en cordial desacuerdo con la iglesia (buscar "death penalty" en el artículo enlazado). Para juste de cuentas, inspirado en los sabios dictámenes de los papas, ahora un cura norteamericano decide que los católicos que muestren solidaridad con la comunidad gay tampoco merecen recibir la comunión.

Si yo fuera la misma persona que era en Xibalbá, mi primera reacción sería una mezcla de alegría y preocupación: alegría porque presagio que este giro hacia el autoritarismo y el conservadurismo tradicionalista está matando a la iglesia católica en Europa, y preocupación por las repercusiones en el Tercer Mundo, en lo particular en el África. Pero yo ya no soy yo, y es así que, al tiempo que la sensibilidad liberal norteamericana ha ido tomando raíz en mí, mi primer impulso es la solidaridad con esos buenos católicos que viven al margen de la doctrina, sin importar mi animadversión por las religiones organizadas. En toda comunidad, incluso las que legitiman la dictadura de la consciencia de un hombre, hay gente buena. Y es insensato e insensible pedirles que abandonen su identidad toda vez que surjan desacuerdos profundos. Ojalá que la jerarquía eclesiástica aprenda a escuchar a la voz de las ovejas marginadas, y que abandone la insensatez de la comunión selectiva.

5/15/2005

¿A ritmo de Dostoyevsky?

Con el arribo de la primavera he comenzado a correr de nuevo. Lo curioso es que, en lugar de escuchar música durante mi carrera, he decidido escuchar audio-libros. Estoy seguro de que hay más gente haciendo lo mismo, pero hemos de ser relativamente pocos. Es divertido pasar al muchacho hip-hop al ritmo de la prosa de Dostoyevski.

La parentela en el jardín.

Este fin de semana han venido de visita los padres de K. Ella y yo estábamos un tanto ansiosos sobre la visita, yo por las diferencias ideológicas, que siempre producen un poco de tensión. y ella porque está en época de exámenes finales y tiene, en consecuencia, mucho trabajo. Pero la visita resultó ser muy agradable. No hubo ocasión de hablar de política, y en lugar pasamos buen tiempo escuchando historias de familia. Además, la madre de K. decidió poner en orden nuestro jardín, que era un verdadero desastre, y fue así como K. y yo aprendimos nuestras primeras lecciones de jardinería. Fue muy divertido aprender a distinguir la mala hierba del resto de plantas que habitan nuestro nutrido jardín, y aún más divertido fue arrancarla. Podamos los rosales y no se qué otras cosas, y descubrimos quince pequeños arces diseminados por varios arriates. ¡Teníamos arbustos creciendo en los arriates! Fue doloroso tener que deshacernos de ellos, pero no había alternativa, pues estaban creciendo demasiado cerca de la estructura de la casa. K. decidió rescatar un par de ellos, y los plantó en un sitio más adecuado.

Clase social en los EEUU.

Interesantísimo sitio interactivo sobre la distribución de clases sociales en los EEUU, vía el New York Times. (Si se requiere login y password, adquirir uno gratis y sin ingresar datos personales en este útil sitio.)

5/12/2005

Vender la primogenitura.

Vender la primogenitura por un plato de lentejas es a veces una magnífica idea, si dicho plato es la maravillosa sopa turca cuya receta se puede encontrar aquí. K. y yo decidimos intentar reproducir la sopa del restaurante turco que visitamos el fin de semana antepasado, y descubrimos que el ingrediente aromático no era cardamomo, como yo había imaginado, sino menta. Hoy cocinamos la receta arriba enlazada, y ambos estamos muy contentos con el resultado.

Test de asociaciones implícitas.

Vía Marian y Bitch PhD encontré este interesante conjunto de tests de asociaciones implícitas (lástima que no estén traducidos al español), parte de un proyecto de investigación en psicología. He tomado algunos de los tests, y he descubierto que no soy tan imparcial como imaginaba ser. Exhibo, aparentemente, respuestas condicionadas y automáticas que demuestran mi preferencia por los jóvenes sobre los viejos y por el judaísmo sobre las demás religiones organizadas. Quizás un poco más sorprendente, me es más fácil asociar, con las palabras paz, risa, alegría, etc., a los rostros morenos que a los blancos.

5/11/2005

La nobleza de las perras.

Hablando de adopciones transitorias, esta noticia confirma lo que siempre he creído: es una barbaridad que el vocablo perra sea un insulto en nuestra lengua.

¿Y cómo se llama la sobrina?

Un pajarito me contó que mi hermano Antonio está estrenándose como padre, supuestamente por culpa de alguien en el colegio. ¿Cómo está eso? Aparentemente, los adolescentes de hoy en día reciben entrenamiento sobre cómo cumplir sus obligaciones paternas en caso de "emergencia", y para tal efecto adoptan por dos días a una muñeca, de esas que ríen, lloran, maman, y orinan. Buena suerte, hermanito.

La frontera porosa.

Debo reconocer que a veces el insoportable Harold Bloom tiene buen gusto, sobre todo cuando se trata de novelas escritas por hombres blancos. A mí nunca termina de molestarme coincidir con él, pero en el caso de Cormac McCarthy no me queda otra opción. El autor de Blood Meridian, novela que Harold Bloom ha llamado, con ese típico sensacionalismo barato de Harold Bloom, la mejor novela norteamericana de todas las escritas por autores aún en vida, es verdaderamente un novelista muy interesante. Aún no leo su obra maestra, pero tras la lectura de All the Pretty Horses, he quedado con ganas de seguir leyéndole. Ello a pesar de que sus últimas novelas tratan de vaqueros del suroeste norteamericano, temática que a mí siempre me ha producido una repugnancia estética casi visceral. Pero McCarthy no es un escritor de Westerns, tal como Miguel Hernández no fue exactamente un poeta campesino (pese a que le llamaban "el poeta campesino"), y en All the Pretty Horses uno puede ver por qué.

La novela trata de John Grady Cole, un muchacho de dieciséis años de edad que se aventura, en compañía de su amigo Lacey Rawlins, a cruzar la frontera entre EEUU y México en busca de una mejor vida. La subversiva inversión del tema habitual (la migración de México a los EEUU) genera escenarios muy interesantes: los dos muchachos norteamericanos son, al fin de cuentas, inmigrantes ilegales en México, un México marcado por la revolución, un México complejo y vivo, lejos del México caricaturesco que aparece en las películas de Hollywood. El personaje más interesante es quizás Alfonsa, tía abuela de Alejandra, la muchacha de la que se enamora John Grady Cole. Alejandra es hija de un hacendado mexicano que emplea a Cole y Rawlins, y Alfonsa es su celosa guardián. Justo previo a la resolución de la trama, hay un encuentro hermoso entre Alfonsa y Cole, en el que la inversión de los roles sociales es aún más interesante. Alfonsa es una mujer con ideas avanzadas, una mujer bien educada, con un inglés impecable, y mucho más refinado que el del vaquero John Grady Cole, quien es un muchacho simple y muy bueno. (En la película que hicieron de la novela, el monólogo de Alfonsa es cortado hasta lo ridículo. Una verdadera lástima.) La inversión de la situación migratoria contemporánea es muy sugerente: Cole como el campesino mexicano migrante, en busca de mejores condiciones de vida, dotado de un escepticismo ingenuo sobre la realidad de las fronteras geográficas, indefenso en el exilio voluntario.

Lecturas veraniegas.

Ahora que el verano ha arribado, podré leer libros varios libros que no pude encontrar en formato audible. La lista de audio-libros que publiqué en este diario hace unos meses ha ido creciendo lentamente, y ahora incluye los siguientes (las más recomendables aparecen con asterisco):
En la cola de audio-libros están la gigantesca La Guerra y la Paz, de León Tolstoy, y las noveletas Memento Mori y The Fifth Child, de Muriel Spark y Doris Lessing, respectivamente. También tengo un par de libros de ciencia ficción: Oryx and Crake, de la magnífica Margaret Atwood, y American Gods, de un tal Neil Gaiman, a quien nunca he leído.

Pero también hay un número de libros que K. y yo compramos este fin de semana en Bloomington, para celebrar el fin del semestre:

5/10/2005

Día de la madre.

Tras ese intento doloroso por emular a Georges Perec, es un alivio permitirme utilizar la letra "e". Si no estoy equivocado, hoy es el día de la madre en Guatemala (¡no tengo pinche idea de cuándo es el día del padre!). Así que me toca celebrar, a toda madre, esta noche, a mi madre a toda madre, a quién adoro, admiro, y extraño. Por supuesto, eso de que madre sólo hay una no es del todo verdad, porque toda madre tiene una madre (excepto Eva, dirían los dogmáticos), así que también le mando un abrazo virtual enorme a Mammina. Por muy placentera añadidura, le deseo un lindo primer día de la madre como madre a mi querida Sandra, y le agradezco el permitirme adornar mi diario con la foto de Danielita que me mandó. Procuraré escribir pronto sobre la ambiciosa lista de libros a leer durante el verano.

La quinta cifra.

Así aludo al libro producido por un chapín famoso, llamado Augusto. Francia nos ha dado un autor muy distinto con la misma fijación por la quinta cifra, cuya obra La Disparition, abarca un total mayor a las 300 páginas. ¡Imaginar nada más 300 páginas sin la dichosa vocal, la más común, si un diminuto párrafo nos consta ha infligido martirio! Aún más asombroso: un individuo ha traducido La Disparition al idioma gringo (la traducción ha sido titulada A Void), igual sin utilizar la dichosa vocal.

5/05/2005

Resumen de noticias.

He descuidado este humilde diario virtual por mucho tiempo. Aprovecho mi cumpleaños para dejar constancia de algunas de las aventuras que han discurrido en el ínterim. El fin de semana pasado K. y yo visitamos nuestra querida Chicago, ciudad que no cesa de proveernos de instantes memorables. La principal razón de nuestro viaje era una visita a IKEA, la famosa tienda de muebles de bajo presupuesto. IKEA es una de mis compañías favoritas, no sólo porque la mercancía que venden es funcional, europea, y fácil de transportar, sino porque tiene a bien tratar a sus empleados con respeto y decencia. Adquirimos un sofá muy bonito, del que se puede encontrar una foto aquí.

El día previo a nuestra adquisición del mueble fuimos a cenar a un restaurante turco llamado, por alguna extraña razón, Cousin's. La comida fue un verdadero placer: definitivamente la mejor merienda del año. La sopa de lentejas rojas con cardamomo que nos sirvieron fue verdaderamente maravillosa, y estamos con ganas de intentar replicarla uno de estos días en casa. Hay algo que me complace confesar: cada vez que disfrutamos una experiencia gastronómica singular, siempre me sobreviene el gran orgullo del parentezco con Chef Eduardo, mi "cousin", con mayor razón aún cuando el restaurante tiene un nombre tan evocador.

El domingo, antes de ir a la mueblería, decidimos visitar a Alejandro Glusman en el cementerio. Limpiamos su lápida, y leímos el bellísimo poema que Marta (la madre de Alejandro) escribió para él. Me es difícil expresar, a pesar del paso inexorable del tiempo, cuán especial, cuán particular fue la amistad que nos unió a Alejandro y a mí por esos breves años de nuestra convergencia, pero cada vez que recuerdo ese poema, me parece la expresión perfecta del carácter de mi simpatiquísimo y noblísimo amigo y cronopio.

El último cronopio
Se construyó un modesto laberinto
Poblado de amigos fieles
Y amores posibles e imposibles.
Lo saturó de cantos y silencios
Lo iluminó con lunas y piñatas
Y bailó en él con tanto desenfreno
Que le brotaron alas de niebla fugitiva
Con que volar al sol.

Luego, tras secarnos las lágrimas, y tras sentir yo que Alejandro se reiría, eso sí, no sin ternura, de mi sentimentalismo fraternal, fuimos a la mueblería a por nuestro primer sofá presentable. Cupo perfectamente en el monstruoso vehículo que rentamos para el transporte, y hoy K. está disfrutándolo al tiempo que yo escribo estas líneas en mi oficina, acompañado de Tito, el gato más pequeño. Por cierto que Tito hoy accidentalmente se encerró en el baño, y el muy bruto intentó escapar por debajo de la puerta, de manera que logró sacar la cabecita, y casi se queda atorado. K. lo rescató delicadamente. ¡Vaya susto!

A mí también me tocó participar en un rescate hoy. Una doncella en patines tropezó a pocos pasos míos, y fue a dar de frente al suelo, con ímpetu bastante espectacular. Y como este caballero, digno heredero del de la triste figura, está siempre presto a procurar ayuda a doncellas desamparadas, hice de ambulancia y la llevé al hospital de la universidad. Las heridas no eran muy profundas, y la muchacha pudo caminar sin ayuda. Pero a mí me pareció que lo mejor era llevarla al hospital para que le limpiaran las heridas, y le ayudaran a recuperar el aliento. La pobre damisela estaba llorando del dolor.

Al regresar a Decatur, K. me recibió con una cena maravillosa, y luego hablé por teléfono con los suegros y con la abuelita de K., que me llamaron para felicitarme. Y por último, leí varios mensajes electrónicos que me hicieron sonreír mucho. Sé que debo responder a ellos uno por uno, pero quiero dejar constancia de que todos ellos me han hecho muy feliz, empezando por el primero que recibí (el de mi primo el chef), hasta el último (que vino de Sandra y de Daniela, su primera hija). Por supuesto, al primero que voy a escribirle es a mi tío David. ¡Que no se me olvide! Pero mil gracias a todos. Les dejo con una foto de Danielita.